jueves, 23 de julio de 2020

El Hombre que murió en su Ley Francisco Muñiz

EL HOMBRE QUE MURIO EN SU LEY

"FRANCISCO MUÑIZ"



Estamos en tiempos de pandemia y cuarentena y bien vale tratar de conocer a quienes han salvado vidas aún arriesgando la suya hasta el punto de perderla.

Cuantas veces hemos escuchado y tal vez pasado por el Hospital de la Ciudad de Bs As que lleva su nombre “Muñiz”.

Francisco Javier Muñiz fue un médico y científico destacado precursor de la paleontología argentina. por su actividad médica y por sus investigaciones epidemiológicas, zoológicas y paleontológicas. Es considerado el primer naturalista argentino.

Al producirse las invasiones inglesas, se enroló en el batallón de Andaluces como cadete (tenía sólo 12 años), combatiendo en la defensa de Buenos Aires en 1807, en la que resultó herido.

Estudió en el Instituto Médico Militar, fundado por el doctor Cosme Argerich para formar cirujanos para el ejército. Se graduó de médico en 1822, cuando el Instituto ya formaba parte de la Universidad de Buenos Aires, creada el año anterior. Obtendría el doctorado en 1844.

Tras un corto tiempo en que figuró como cirujano militar en Carmen de Patagones, adonde parece que nunca viajó, desde enero de 1825 fue cirujano de la Guardia de Chascomús, donde organizó el primer hospital de campaña.

Cuando en 1826 estalló la Guerra del Brasil, fue nombrado médico y cirujano principal del Ejército, con el grado de teniente coronel. Tuvo a su cargo durante toda la campaña un importante servicio de hospitales y ambulancias, equipado con 32 carros cubiertos, y prestó especialmente servicios en la campaña que culminó en la batalla de Ituzaingó.

En 1828 regresó a Luján y fue el Administrador de la vacuna antivariólica en el partido de Luján. La aplicó a gran número de los pobladores de su jurisdicción, y salvó la vida de centenares de personas. En ese entonces, la vacuna se transmitía de brazo en brazo.

Durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas fue nombrado médico de Policía, para vigilar la sanidad de la población y de sus animales - no existían los veterinarios - y controlar el ejercicio de la medicina y sancionar el curanderismo. En 1836 combatió una epidemia de escarlatina.

En 1844, la ciudad de Buenos Aires quedó desprovista de la vacuna antivariólica, debido al bloqueo anglofrancés. El gobernador Rosas pidió alguna solución a Muñiz. Éste se trasladó a Buenos Aires con una hija de pocos meses recién vacunada, con cuya linfa pudieron ser inoculadas varias personas, con lo que se pudo restablecer el circuito de vacunaciones en la ciudad.

A fines de 1848 decidió regresar definitivamente a Buenos Aires tras veinte años de trabajo en Luján. Fue el médico personal de Rosas, a quien trataba por una afección prostática, y fue nombrado conjuez del Tribunal de Medicina. En la batalla de Caseros figuró como asistente del cirujano jefe del ejército rosista, doctor Claudio Mamerto Cuenca, y se encargó del envío del material médico necesario para la asistencia de los heridos.

En 1853 fue electo diputado del Estado de Buenos Aires, por la sección de la campaña que comprendía Luján; y, al año siguiente, senador provincial. Desde 1858 hasta 1862, fue presidente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Prestó servicios militares como cirujano del ejército de Buenos Aires en la batalla de Cepeda, y también fue cirujano jefe de los campamentos argentinos en la Guerra del Paraguay.

En 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires, fue uno de los médicos voluntarios para ayudar a las víctimas, pero terminó por ser él mismo una de ellas, falleciendo el 8 de abril. Sus restos mortales se encuentran en el cementerio de la Recoleta.

Un hospital de la Ciudad de Bs.As. recuerda su nombre: " Hospital de Infecciosos Francisco Muñiz.


Fuente

  • Nicolau, Juan Carlos, Ciencia y técnica en Buenos Aires 1800-1860.
  • Chávez, Fermín, La cultura en la época de Rosas, Bs. As., 1991.
  • José Babini (1963). La Ciencia en la Argentina. Biblioteca de América, libros del tiempo nuevo.