A modo de clarificación, quien publicó las líneas que se leerán a continuación no fue "El Caudillo" ni “Las Bases”, fue la revista que dirigía el historiador revisionista (hoy tan idolatrado por sectores proclamados ‘de izquierda'), José María Rosa durante pleno Proceso de Reorganización Nacional (última Dictadura Militar). La Revista ‘Línea’, Año 2, Nº 10, Mayo 1981, página 47, reproduce la imagen del Padre Carlos Mujica Echagüe dándole el cuerpo de Cristo a la Señora María Estela Martínez de Perón (imagen en comentarios - 1). Debajo se lee:
"Es asesinado el sacerdote Carlos Mujica. Los montoneros lo ultimaron al salir de la parroquia Cristo Obrero, donde terminaba de oficiar misa. Fue la figura más importante del Movimiento de Sacerdotes tercermundistas y al llegar al Gobierno el Gral. Perón, Mugica denunció públicamente la acción contrarrevolucionaria y antinacional de la guerrilla infiltrada en el Movimiento. Murió Peronista. Sus asesinos ‘justificaron’ su ‘ejecución’ por traidor. Miles de villeros despidieron sus restos.”
El viernes anterior a su martirio, a última hora, entregó en la redacción del DIARIO "LA OPINION" un artículo para reafirmar el liderazgo de Perón y explicar la apelación de LOS SACERDOTES DEL TERCER MUNDO, para que la juventud no se apartara del proceso Justicialista.
El Padre Mugica pidió que no se postergara la publicación de ese artículo. Estas palabras fueron el último testimonio periodístico de la posición del sacerdote: "Con la doctrina de la Iglesia hemos sostenido que la violencia aneja a la insurrección revolucionaria puede, en algunas circunstancias y bajo precisas condiciones, ser legitima. Hoy son precisamente las circunstancias las que han variado fundamentalmente: el pueblo se ha podido expresar libremente, se ha dado sus legitimas autoridades, que van dando los pasos necesarios para la total institucionalización del país". "LA JUVENTUD ESTA EN UNA ENCRUCIJADA: OPTAR POR LA REVOLUCIÓN NACIONAL, QUE SE NUTRE DE NUESTRA ESENCIA CRISTIANA Y POPULAR..., U OPTAR POR EL SOCIALISMO DOGMATICO..."
Por su parte confiesa Miguel Bonasso en su obra “Diario de un Clandestino”:
“Mi viejo tenía razón respecto a la filiación ideológica de los Montoneros y el que me lo confirmo fue el cura CARLITOS MUGICA, uno de esos personajes más destacado del extraño combo que se fue conformando en las oficinas de la revista EXTRA.
Mugica tiene cuarenta años, conoce bien a esos muchachitos de veintidós y veintitrés, que fundaron Montoneros, porque hace seis años fue instructor de todos ellos en la Juventud Estudiantil Católica (JEC).
Caminábamos ayer por la afrancesada calle Copérnico en las cercanías de la casa de su padre, conservador ex canciller de FRONDIZI, y de pronto el cura detuvo abruptamente la marcha, invirtió la lógica sacerdotal y me soltó una inesperada confesión:
"Yo debería estar en Montoneros, porque me siento responsable del camino que tomaron estos chicos ¿te das cuenta? yo los forme en aquellas excursiones de scoutismo católico, yo los lleve a las villa de retiro, para que vean de cerca cómo vivían sus hermanos”... Se detuvo en la esquina y me dijo muy serio: “pero no puedo estar ahí y por eso me separe de ellos hace tiempo, porque estoy dispuesto a que me maten pero no estoy dispuesto a matar.”
El diario La Nación del domingo 12 de mayo de 1974, en consonancia publicaba:
“El Padre Mugica que en los últimos años desarrollo su acción pastoral en las villas de emergencia, se inicio en ese quehacer como parte del equipo sacerdotal que fuera creado en 1969, con la aprobación de monseñor Aramburu se hallaba enrolado en el movimiento de sacerdotes para el Tercer Mundo hace dos meses, sus disidencias con los sectores de izquierda del movimiento villero se hicieron públicas. El 19 de Marzo último, publicó con su firma un artículo en un matutino porteño, donde enjuiciaba severamente al marxismo y lo responsabilizaba del ‘ideologismo’ en que han caído los jóvenes peronistas casi al mismo tiempo, en nombre del grupo de sacerdotes que liberaba el Padre Mugica, había hecho contactos en las más altas esferas del gobierno para encuadrarse dentro de la ortodoxia peronista al final de sus días.”
Por su parte, el diario “La Opinión” al día siguiente del asesinato, publicaba en la página 9, y bajo título “Un tramo dirigido a la juventud”:
“Dice el padre Mugica: Somos conscientes que sin la juventud el proceso revolucionario impulsado por Perón irá al fracaso. Pero advierto a esta misma juventud que está en una encrucijada: optar por la revolución nacional que se nutre de nuestra esencia cristiana y popular, incorporando a las fuerzas del nuevo orden revolucionario, que como señaló el presidente Perón, se oponen a las fuerzas del desorden...
"O hacerlo por el socialismo dogmático, es decir por un modelo ideológico colonial. En manos de una "ÉLITE CIENTÍFICA. Actitud que lleva a la dictadura del proletariado la que se convierte en dictadura SOBRE el proletario.”
Pero algo indiscutible e irrefutable, sin dudas, fue revista "MILITANCIA" N° 38, De Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde” en la que se ve una foto del Padre Mugica vestido de gorila y detrás de una reja y a continuación el siguiente texto:
“Dos mil años de política terrena ha enseñado mucho a la Iglesia Católica que es la negación del democratismo interno, sin embargo, comprendió hace muchos siglos, las ventajas de tolerar las distintas corrientes que se forman en su seno. A un ala conservadora y retrograda se opone siempre un ala liberal progresista. Una jerarquía pro-oligárquica, convive con sacerdotes del pueblo. Están los curas humildes y silenciosos, y están las estrellas publicitadas. A esta última especie pertenece CARLOS MUGICA, súper star. El padre Carlos (como lo conocen las feligresas de su antigua parroquia de Santa Elena), por el cura Mujica (como le dicen en los ambientes políticos) o Carlitos (como lo llaman los vecinos de Copérnico y Gelly Obes, corazón del barrio norte), siempre ha sido un movimientista nato. Como queriendo resumir en su persona todas las corrientes internas de la iglesia, trata de ser al mismo tiempo un conservador-progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado. Un revolucionario y defensor del sistema. Y así le va con el resultado.
“Lo dicho no es una acusación gratuita. Con su defensa apasionada del celibato eclesiástico y del acatamiento sin protestas a la jerarquía, es tolerado por los preconciliares, como ‘un muchacho rescatable’.
“Su pertenencia al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, lo refiere a los sectores de avanzada. Su hábitat en el barrio norte y sus amistades, le permite no romper los lazos creados en su carácter de Mugica Echague. Su labor religiosa en la Villa Comunicaciones lo emparentan con el pueblo. Su condición de colaborador de Bernardo Neustadt en la revista Extra, le abre las puertas de la contrarrevolución, avalado por su círculo de relaciones (aunque a pedidos de alguno amigos como Hermes Quijada). Todo mezclado como en el poema de Guillen.
“LA BIBLIA Y EL CALEFON, diría Discepolo. Ayer misa por Carlos Ramus, luego responso a Bianculli guardaespaldas de la UOM y hoy un oficio religioso para Isabelita (siempre queda la excusa que la religión no hace distingos políticos, como si él fuera el único cura de la aldea).
“Como si fuera un corcho, siempre flotando aunque cambie la corriente. Montonereando en el pasado reciente, lopezrregueando sin empacho después del 20 de junio, Carlitos Mugica, cruzado de oportunismo, ha devenido en: ‘Depurador ideológico’.
“Desde paginas de MAYORIA (imagen en comentarios - 2) órgano de los ultramontanos Jacovella con el mismo desparpajo con que escribía en ‘Cristianismo y revolución’, pontifica sobre la ‘Alineación ideologista’ de nuestra juventud. Con citas a Pascal y del burócrata Zorila, rebate en cuatro líneas a todo pensamiento revolucionario y termina preconizando ‘LA RECONSTRUCCION MORAL DEL HOMBRE ARGENTINO’.
“Y si esto fuera poco, tiene la osadía de negar el aporte de la juventud que desde hace muchos años riega a diario con su sangre el suelo de nuestra patria dándole el siguiente consejo de pavo infatuado : que renuncie a buscar la revolución en los libros (y ascienda al pueblo asumiendo sus problemas reales (....).”
(Mayoría 19-III-1974)
“Por todo lo expuesto quede Carlos Mujica preso en la cárcel del pueblo, aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de Llambi con SERGIO Patrón URIBURU.”
(Al siguiente sábado lo asesinan).
También, en “Confesiones de un montonero” de Eugenio Mondez,194 bajo el título: “El asesinato del cura Mugica” dice:
“Muchos militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la "M" fueron en verdad autoatentados, cuyo propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un arreglo negociado ‘en’ el Peronismo. El mayor montonero Antonio Nelson Latorre, que se jacto en la ESMA de haber sido quien abatió al capitán Roberto Máximo Chavarri en Ezeiza (y no Horacio "Beto" Simona), afirmaba muy suelto de cuerpo que fueron montoneras las balas que desplomaron al padre Mugica en la noche del sábado 10 de mayo de 1974 a la salida de la capilla de San Francisco Solano. Según él, el hecho se había justificado por la conducta que tuvo en el último tiempo quien fuera fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Argentina; se lo evaluaba como próxima a López Rega, lo que podía despertar ilusiones contrarias a la política de ruptura con el Justicialismo. Algo puede haber habido: en contraste con el resto de la prensa, el diario Noticias minimizo la cobertura del asesinato.
“Ante la protesta de lectores y de algunos redactores, Firmenich publico cuatro notas apologéticas de Mugica que, de ser cierto lo de la autoría de su muerte, eleva a la esquizofrenia la hipocresía de la Conducción Nacional (CN). Sobre todo de Firmenich, que eligió a Mugica para bendecir la ceremonia de su casamiento. ¿Que podía negociar Mujica con el ‘Brujo’ a quien recurría por sus villeros? Galvanizaban la fuerza propia, ¿matándolo?”
Otro de los que testimonian uniformemente con nuestra línea de pruebas, es el dirigente Antonio Cafiero, quien en un reportaje televiso de una hora de duración por TN (en el programa 'Tiene la palabra'), narró que en el año 1974 (cuando era entonces Presidente de la Caja de Ahorro) lo visitó el padre Mugica quien, cuarenta y ocho horas antes de su asesinato, le fue a contar que estaba con miedo y que temía por su vida por reiteradas amenazas que había recibido. Cuando Cafiero le pregunta, el sacerdote le dijo textualmente: 'A mí me van a matar los Montoneros', enfatizando que las amenazas “provenían de allí”.
También en consonancia con todo esto, con toda impunidad el montonero Antonio Nelson Latorre, afirmaba que fueron montoneras las balas que desplomaron al Padre Mugica.
Lo siguiente surge de la recopilación de la compañera Nélida Sal, acorde a la línea de investigación y argumentación que venimos desarrollando:
Contaba Jacobo Timerman:
“Toda la semana pasada Carlos Mugica anduvo por el edificio de La Opinión. Colaborador del diario desde su fundación, hace tres años, con mayor o menor frecuencia se hacía presente.
“El martes pasado me vino a ver con sus atributos permanentes: voluntad, ansiedad, esperanza. Consideraba que el enfrentamiento -es lo que vino a explicarme- entre el presidente Perón y la Juventud Peronista, debía alcanzar un nivel adecuado de debate ideológico, debía evitar la violencia.
“Me anunció que comenzaría a escribir con mayor frecuencia desde la posición que había asumido junto con los demás sacerdotes del Tercer Mundo: acatamiento a la autoridad de Perón, discusión abierta para rescatar a la Juventud Peronista de las Regionales, tarea organizativa para que la juventud argentina encontrara los caminos orgánicos necesarios para mantenerse junto a Perón, aceptación de un Peronismo únicamente con Perón.”
Progresivamente el divorcio del cura con montoneros, era cada vez más evidente: en una misa en conmemoración por la muerte de Abal Medina y Ramus, el 7 de diciembre de 1973, Mugica se expresó diciendo: “Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados”.
En 1972, tras el retorno del General Perón, los desencuentros y la consiguiente fractura entre los sacerdotes del Tercer Mundo y el líder del Justicialismo, fueron ineludibles y con ellas, también la fractura. Mugica no tardó un segundo en definirse:
–“En el Evangelio no hay ninguna receta política para el cristiano, pero hay criterios de opción. Y ahí podemos discrepar. Usted tiene que optar por aquel movimiento que exprese a los humildes, que desde los pobres luche por el bien de todos. Personalmente, yo pienso que ese movimiento hoy, en la Argentina, es el Peronismo”- dijo. Coherente con esta postura, tomó la decisión de viajar junto al padre Jorge Vernazza en el chárter que trajo a Perón de regreso, lo cual fue muy mal visto por el grupo de sacerdotes no justicialistas.
–Admiraba profundamente a Carlos Mugica. Yo también pertenecía el MSTM, pero era muy joven. Nunca me voy a olvidar de una reunión del Movimiento, en la que participé, que se hizo en la casa de Gaspar Campos. No lo podía creer: tenía enfrente de mí al general Perón y a Mugica. Ellos se entendían muy bien, había cierta alquimia– recordó el padre Luis Farinello.
Revista “Movimiento”, sentencia que Firmenich ante la muerte de Mugica, “pueden haber buscado descargar a la tendencia de las culpas por el hecho físico del asesinato de Mugica, pero no lograron aventar la sensación generalizada en la opinión pública de que fue la conducción de Montoneros una de las culpables de que el país viva hoy una situación política de violencia constante y la que, de ese modo, contribuyó a armar el brazo ejecutor del crimen que están discutiendo la hegemonía de los trabajadores, pretendiendo conducirlos desde la clase media; y de los que están saboteando la hegemonía política del Peronismo desde que se alejaron definitivamente del movimiento y de su líder, el 1° de mayo, cuando sus manifestantes se retiraron de la plaza anunciando que no estaban conformes y se “iban a luchar” contra el gobierno popular”.
El 2 de julio de 1973, una organización autodenominada Acción Nacionalista Argentina, colocó una bomba en el domicilio de Mugica. Una semana después, a las dos de la madrugada, dos individuos ingresaron al edificio donde vivía el sacerdote, cortaron la electricidad de los ascensores y comenzaron a golpear su puerta al grito de “¡Carlos, abrí!”
Mugica no estaba en su casa. Desde el retorno a la democracia, en 1973, cuando se le preguntaba a Mugica por el tema de la violencia, él respondía invariablemente:
–Estoy dispuesto a que me maten, pero no a matar.
Para Elena Goñi, su gran amiga, Carlos Mugica había sido contundente respecto de la violencia, desde el principio de la democracia. Ella estaba presente cuando el sacerdote le dijo a Firmenich: –‘Se acabó esta joda. Ahora que el gobierno es constitucional, ustedes se meten los fierros en el cu..’.
En mayo había ido al diario La Opinión y le había ofrecido a su director, Jacobo Timerman, escribir una serie de artículos. Pactaron la presentación de una nota para el domingo 12. Según Timerman, Mugica le había confesado el dolor que sentía por su enemistad con Mario Firmenich. Unos días antes, en un discurso que había pronunciado en Córdoba, Firmenich no había mencionado ni una sola vez a Perón, y eso había colmado a Mugica:
–¡Ni una sola vez lo nombró! ¡Qué hijo de puta! Así que si quieren formar el Partido Montonero, fenómeno. Que se presenten en las elecciones a ver si sacan más votos que el Peronismo– exclamó.
Dos días después, el clérigo entregó su artículo en el que reiteraba su rechazo a la violencia revolucionaria, ya que, escribió, “el pueblo se ha podido expresar libremente, se ha dado sus legítimas autoridades. La elección de aquella vía, entonces, procede de grupos ultra minoritarios, políticamente desesperados y en abierta contradicción con el actual sentir y la expresa voluntad del pueblo”.
Este enfrentamiento se produjo en ocasión de un homenaje al padre veinte años después de su asesinato.
–Señor le voy a pedir que se retire. Yo soy la hermana de Carlos Mugica y usted nos está ofendiendo con su presencia. ¡Váyase de aquí! Usted hizo mucho daño al país…
–No me voy a retirar. Yo fui discípulo del Padre Mugica…
– ¡Por favor! Usted es un mentiroso. Si hubiera sido discípulo de mi hermano otra hubiera sido su historia. ¡Váyase de aquí!
–No me voy a retirar. El Padre Mugica fue mi asesor espiritual…
–¡Mentira! Usted es un asesino, salga de aquí…
Este diálogo fue registrado por las cámaras de Crónica TV, el 13 de mayo de 1995, a las 17 horas en plena avenida Figueroa Alcorta, justo frente a ATC, cuando los manifestantes, en su mayoría habitantes de la villa 31 de Retiro, regresaban del acto.
Los protagonistas fueron el ex jefe montonero Mario Eduardo Firmenich y Marta Mugica. Mientras la mujer hablaba, una catarata de insultos, golpes de puño y empujones surgió de la multitud y fue a dar en la cara de Firmenich, que se retiró corriendo. De algún lugar voló una piedra y le pegó en el cuello. Firmenich se detuvo, sacó un pañuelo y se secó la sangre que brotaba. En su rostro no se movió un músculo.
Su mujer, María Elpidia Martínez Agüero lo tomó de un brazo y le dijo: “Vamos Pepe, salgamos rápido de aquí”.
– ¡Asesino, asesino!– gritaba la gente enfervorizada. Habían pasado veinte años, pero los odios y rencores de una década sangrienta, demasiado tumultuosa, seguían intactos. Decía el padre Carlos...
– ¿Sabes cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las ligaduras de la opresión, liberar al oprimido y romper todo yugo, partir tu pan con el hambriento, acoger en tu casa a los pobres sin hogar, cubrir al que veas desnudo y tratar misericordiosamente al que es de tu carne. Entonces prorrumpirá tu luz como la aurora y no tardará en brotar tu salvación. Entonces iré detrás de ti y delante de ti irá la justicia– decía Mugica a sus muchachos, bajo la luz de los faroles a querosén, con la voz encendida por la pasión y afiebrado con las palabras del profeta Isaías.
–Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición…
El 11 de mayo de 1974, luego de celebrar misa en la parroquia del padre Vernazza, de San Francisco Solano, en el barrio de Mataderos, Mugica se retiró en compañía de su amigo, Ricardo Capelli. A poco de abandonar el templo, un hombre joven, delgado, de barba y bigotes, descendió de un automóvil con una ametralladora en la mano. Enfrentó al sacerdote y le disparó veinte proyectiles, quince de los cuales impactaron en su cuerpo.
Tendido en la vereda, recibió de Vernazza los últimos sacramentos. Mugica alcanzó a decirle:
–Nunca más que ahora debemos permanecer unidos junto al pueblo-
–Oremos por los asesinos materiales, por los ideólogos del crimen del padre Carlos y por los silencios cómplices de gran parte de la sociedad y de la Iglesia Argentina– pidió Bergoglio (imagen en comentarios - 3).
Fuentes:
-. Diego Mazzieri: "Ni yanquis ni marxistas ¡Peronistas!
-. Bonasso, Miguel. “Diario de un clandestino”, ed. Planeta. Bs. As. 2000.
-. Revista “Militancia”. N° 38. Año II. 28 de marzo de 1974. P. 48.
-. Mondez, Eugenio. “Confesiones de un montonero”. Ed. Sudamericana/Planeta. Bs. As. 1985.
-. Antonio Nelson Latorre (el "Pelado Diego"), fundador de las FAP, a cargo de la columna Capital Federal de Montoneros; entrego a sus subordinados al ser secuestrado por efectivos de la ESMA el 13 de mayo de 1977. Volvió a la luz afiliado al "masserismo". Posiblemente se hizo orgánico del SIN (Servicio de Informaciones Navales) como Alfredo Máximo Nicoletti (“El Gordo Alfredo”) asesino del comisario Alberto Villar. Pertenecía al sector Inteligencia de la banda. El “Pelado Diego” estuvo con “Esteban” o “Profesor Neurus” (nombres de guerra del asesino Rodolfo Walsh) durante cuatro meses haciendo la “inteligencia previa” al asesinato del dirigente obrero José Ignacio Rucci. Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires, el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Mugica (ex-diputado conservador del periodo 1938-42, y ex-ministro de Relaciones exteriores del presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires.
-. (Texto del libro de Juan Gasparini. “Montoneros: final de cuentas”. Punto Sur Editores.1988, página 85 y siguiente). El autor compartió prisión en la ESMA con el llamado “Pelado Diego” oficial montonero captado por los marinos.
-. El relato se encuentra en: http://video.google.com/videoplay?docid=-1466651347611289883 También lo propio fue dicho el sábado 30 de abril de 2011, a las 23,30 hs en canal "Hora 24", programa "3 fotos” del periodista Rolando Graña.
-. Revista “Movimiento”. Segunda quincena de mayo de 1974. N° 2. P. 19.